domingo, 20 de enero de 2013


Éxito del deporte de Pedro Bernardo, al coronar el Uhuru Peak de 5895m, la cima mas alta del Kilimanjaro por la ruta Machame, cuatro de los seis miembros que componían la expedición, junto al guía Kitambia, que nos acompaño durante toda la ascensión.
La expedición llevada a cabo por montañeros del "Club de Vuelo y Montaña"
 en Tanzania, comenzó con un contratiempo importante: la pérdida en el avión de KLM de tres mochilas, hecho éste que trastocó los planes pues dentro de ellas había material que necesitábamos utilizar.
Lo tuvimos que solventar sobre la marcha alquilando parte del mismo y
compartiendo lo que los demás teníamos.

Comenzamos el día 11 saliendo desde el hotel en dirección a la
entrada del parque por la ruta Machame. Allí durante los trámites pudimos
darnos cuenta del ritmo y la manera de ser de los
africanos, todo iba para nosotros más lento que lo previsto y cuando les
preguntamos qué pasaba , la respuesta fue " pole, pole" es
decir "despacio despacio, estamos en África", palabra ésta que después se
convertiría en la clave para poder subir el kilimanjaro pues nos dimos
cuenta de que no hay otra manera de subir allí que " pole pole".

Al fin iniciamos la ascensión atravesando la selva tropical de las laderas del Kilimanjaro con árboles inmensos que cubrían todo el espacio visible y entre los que la luz a duras penas se colaba por algunos huecos que dejaba el ramaje. Algunas de las plantas que nos llamaron  la atención fueron:  la flor Impaciente por su intenso colorido, la lobelia y también los helechos gigantes.
A continuación  pudimos ver un gran espacio de brezos y dendrosenecios, pero con la particularidad de que eran auténticos árboles, para después dar paso a un brezal mas pero de tipo arbustivo.
Después de los brezos viene una gran desierto alpino en el que no queda absolutamente nada de vegetación
para dar paso a las nieves y los glaciares.
La marcha fue subiendo en intensidad a medida que nos acercábamos poco a poco a la cumbre. La dificultad se fue acrecentando cada día hasta ascender el cuarto día a los 4700m ,donde llegamos todos ,aunque los síntomas del mal de altura se fueron manifestando e hicieron que Chechi y Jesús tuvieran
que quedarse sin intentar cumbre. Dado lo tarde que acabamos la etapa solo disponíamos de 4 horas de descanso.
Los demás compañeros. José, "Vinagre", "Cabubi" y Manolo afrontaron el último tramo a las once de la noche con un viento muy fuerte en toda la zona y con una sensación térmica muy baja. Iluminándose con los
frontales y bien abrigados comenzaron la ascensión con la idea de llegar a cumbre al amanecer no sin antes de hacer un esfuerzo sobrehumano y de pasar una de las pruebas físicas quizás mas fuertes de nuestra vida. La preocupación de los que nos quedamos era grande pues las condiciones meteorológicas no acompañaban nada y el esfuerzo durante el día habiendo parado solo 4 horas de descanso, no eran las mejores condiciones para semejante reto.
Amaneció por fin aunque el viento no había parado en toda la noche e incluso algunas tiendas habían sido arrancadas por él.
Ya recuperados Chechi y yo esperamos impacientes el regreso de los compañeros, por la hora no deberían
tardar mucho si todo había ido  bien, pues fueron el primer grupo de los que salieron hacia arriba por la noche.Por fin aparecieron "Kabubi", Manolo y su guía, lo que nos llenó de alegría por verlos regresar;
venían prácticamente agotados del esfuerzo, pero con la misión cumplida y el triunfo en el bolsillo.
Poco después aparecieron "Vinagre" y José con Kitambia, desencajados del esfuerzo llevado a cabo, pero con la satisfacción del héroe por haber llegado a coronar la cima del Kilimanjaro, el "techo de África".
Nos contaron sus dificultades durante todo a la noche y de que incluso alguno habían estado a punto de abandonar la aventura por las condiciones extremas en las que se desarrolló.
Continuaron dos días de bajada total hasta la puerta del parque en la que nos recogió el vehículo de vuelta al Hotel.

Para los que nos sentimos atraídos por el deporte del montanismo, las
montañas son una especie de incógnita y quizás no sabríamos muy bien
definir por qué subimos las montañas. El hecho es  que nos sentimos en
plenitud cuando tocamos una cima, da igual las dificultades que hayamos
tenido que superar: el placer de subirlas es grande y pleno y los
retos suelen ser cada vez mayores. Queremos escalar montañas cada vez
más altas, más misteriosas, más lejanas porque con cada prueba superada
crecemos en nuestra personalidad y somos más fuertes, y a la vez también
más conscientes de nuestros propios límites pues las montañas tienen la
misión de confrontarnos a nosotros mismos y nuestros propios recursos
físicos y psicológicos que no siempre son fáciles de aceptar pues a veces
la decadencia física se presenta por sorpresa y hemos de dar una
respuesta coherente sobre la marcha y tarde o temprano rendirnos a
la inmensidad de su grandeza.



 Los africanos por lo general nos han tratado bien, con gran amabilidad y simpatía, siempre pendientes
de como estábamos. por eso sirvan estos pequeños versos como  homenaje al Kilimanjaro
y a todos ellos, representados en Saun.

Saun, color café en la Sabana,
mirada de Kibo en Africa,
sonrisa ancha y generosa en el corazón,
que al palpitar en el silencio,
comprende y calla.


Fotografia del grupo tomada a 4.600m en el campamento Barafu Hut.
Campo de Dendrosenecios con el kilimanjaro al fondo.
 Baobab en la zona del Taranguire.

Flor impaciente. />

3 comentarios:

Anónimo dijo...

enhorabuena a todos de verdad... un gran ejemplo de superacion una vez de unos paisanos nuestros...

un abrazo
alberto "rabike"

Anónimo dijo...

Cuánto me hubiese gustado acompañaros. Felicidades por el esfuerzo y disfrute de la subida, con o sin cumbre.
Enrique.

Anónimo dijo...

Me alegro que lo hayáis conseguido,de algo tenía que servir subir las cuestas del pueblo desde pequeños.Hay mejor preparación que esa??,je,je.
Saludos.Jou.

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