Éxito del deporte de Pedro Bernardo, al coronar el Uhuru Peak de 5895m, la cima
mas alta del Kilimanjaro por la ruta Machame, cuatro de los seis miembros que componían la
expedición, junto al guía Kitambia, que nos acompaño durante toda la
ascensión.
La expedición llevada a cabo por montañeros del "Club
de Vuelo y Montaña"
en Tanzania, comenzó con un contratiempo importante: la
pérdida en el avión de KLM de tres mochilas, hecho éste que trastocó los planes pues dentro de ellas había material que necesitábamos utilizar.
Lo tuvimos que solventar sobre la marcha alquilando
parte del mismo y
compartiendo lo que los demás teníamos.
Comenzamos el día 11 saliendo desde el hotel en dirección a la
entrada del parque por la ruta Machame. Allí durante
los trámites pudimos
darnos cuenta del ritmo y la manera
de ser de los
africanos, todo iba para nosotros más lento que lo
previsto y cuando les
preguntamos qué pasaba , la respuesta fue " pole, pole" es
decir "despacio despacio, estamos en África", palabra
ésta que después se
convertiría en la clave para poder subir el
kilimanjaro pues nos dimos
cuenta de que no hay otra manera de subir allí que "
pole pole".
Al fin iniciamos la ascensión atravesando la selva
tropical de las laderas del Kilimanjaro con árboles inmensos que cubrían todo el espacio visible y entre los que la luz a
duras penas se colaba por algunos huecos que dejaba el ramaje. Algunas de las plantas que nos llamaron la atención fueron: la flor Impaciente por su intenso colorido, la lobelia y también los helechos gigantes.
A continuación
pudimos ver un gran espacio de brezos y dendrosenecios, pero con la particularidad
de que eran auténticos árboles, para después dar paso a un brezal mas pero de
tipo arbustivo.
Después de los brezos viene una gran desierto alpino
en el que no queda absolutamente nada de vegetación
para dar paso a las nieves y los glaciares.
La marcha fue subiendo en intensidad a medida que nos
acercábamos poco a poco a la cumbre. La dificultad se fue acrecentando cada día hasta ascender el cuarto día a
los 4700m ,donde llegamos todos ,aunque los
síntomas del mal de altura se fueron manifestando e hicieron que Chechi y
Jesús tuvieran
que quedarse sin intentar cumbre. Dado lo tarde que acabamos la etapa solo disponíamos de 4 horas de descanso.
Los demás compañeros. José, "Vinagre", "Cabubi" y Manolo afrontaron el último tramo a las once de la noche con un viento muy fuerte en toda la zona y con una
sensación térmica muy baja. Iluminándose con los
frontales y bien abrigados comenzaron la ascensión con
la idea de llegar a cumbre al amanecer no sin antes de hacer un esfuerzo sobrehumano y de pasar una de las pruebas
físicas quizás mas fuertes de nuestra vida. La preocupación de los que nos quedamos era grande pues las condiciones meteorológicas no
acompañaban nada y el esfuerzo durante el día habiendo parado solo 4 horas de descanso, no eran las mejores condiciones para
semejante reto.
Amaneció por fin aunque el viento no había
parado en toda la noche e incluso algunas tiendas habían sido arrancadas por él.
Ya recuperados Chechi y yo esperamos impacientes el
regreso de los compañeros, por la hora no deberían
tardar mucho si todo había ido bien, pues fueron el primer grupo de los que
salieron hacia arriba por la noche.Por fin aparecieron "Kabubi", Manolo y su guía, lo
que nos llenó de alegría por verlos regresar;
venían prácticamente agotados del esfuerzo, pero con la
misión cumplida y el triunfo en el bolsillo.
Poco después aparecieron "Vinagre" y José con
Kitambia,
desencajados del esfuerzo llevado a cabo, pero con la satisfacción del
héroe por haber llegado a coronar la cima del Kilimanjaro,
el "techo de África".
Nos contaron sus dificultades durante todo a la noche
y de que incluso alguno habían estado a punto de abandonar la aventura por las condiciones extremas en las que se desarrolló.
Continuaron dos días de bajada total hasta la puerta del
parque en la que nos recogió el vehículo de vuelta al Hotel.
Para los que nos sentimos atraídos por el deporte del
montanismo, las
montañas son una especie de incógnita y quizás no
sabríamos muy bien
definir por qué subimos las montañas. El hecho es que nos sentimos en
plenitud cuando tocamos una cima, da igual las
dificultades que hayamos
tenido que superar: el placer de subirlas es grande y pleno y los
retos suelen ser cada vez mayores. Queremos escalar
montañas cada vez
más altas, más misteriosas, más lejanas porque con cada
prueba superada
crecemos en nuestra personalidad y somos más fuertes,
y a la vez también
más conscientes de nuestros propios límites pues las
montañas tienen la
misión de confrontarnos a nosotros mismos y nuestros
propios recursos
físicos y psicológicos que no siempre son fáciles de aceptar pues a veces
la decadencia física se presenta por sorpresa y hemos
de dar una
respuesta coherente sobre la marcha y tarde o temprano rendirnos a
la
inmensidad de su grandeza.
Los africanos por lo general nos han tratado bien, con gran amabilidad y simpatía, siempre pendientes
de como estábamos. por eso sirvan estos pequeños versos como homenaje al Kilimanjaro
y a todos ellos, representados en Saun.
Saun, color café en la Sabana,
mirada de Kibo en Africa,
sonrisa ancha y generosa en el corazón,
que al palpitar en el silencio,
comprende y calla.
Fotografia del grupo tomada a 4.600m en el campamento Barafu Hut.
Campo de Dendrosenecios con el kilimanjaro al fondo.
Baobab en la zona del Taranguire.
Flor impaciente.
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3 comentarios:
enhorabuena a todos de verdad... un gran ejemplo de superacion una vez de unos paisanos nuestros...
un abrazo
alberto "rabike"
Cuánto me hubiese gustado acompañaros. Felicidades por el esfuerzo y disfrute de la subida, con o sin cumbre.
Enrique.
Me alegro que lo hayáis conseguido,de algo tenía que servir subir las cuestas del pueblo desde pequeños.Hay mejor preparación que esa??,je,je.
Saludos.Jou.
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